Carta # 1

Querido Sam: Nunca entendí la relación entre la distancia y el olvido hasta hoy. Yo, que creia vivir en las estrellas, donde el tiempo no corre y los pasos no dejan marcas, me equivoqué. Vivo más cerca de aquí de lo que siempre imaginé y eso, querido Sam, me llena de paz. Aquí, entiendo del tiempo. Soy su aprendiz. Tan aquí vivo, que me he empecinado en convertirme en un humano corriente. Los he analizado, los he escuchado, los he observado durante horas refugiada en algún café y tomé nota. Registré cada uno de sus detalles y gestos. Sus palabras y sus formas de decir. Sus huecos. Caminan con miedo pero caminan, cruzan las calles, van y vienen. Tocan, miran, huelen. Hablan, dicen. Saborean, disfrutan, aman. Aman y sufren. Se golpean y mueren de vez en cuando. Vuelven a vivir, contradicen la muerte. Son contradictorios. Contradictorios y hermosos. Y yo, querido Sam, hoy soy una hermosa contradicción humana más. Aquí en la tierra, descubrí el poder del tiempo y la distancia. Y te recuerdo, pero te olvido. Recuerdo tus rulos, pero olvido tus enriedos. Recuerdo tu poesía y olvido mis silencios. Recuerdo tu abrazo, y olvido mis dolores de estómago. Recuerdo tu elegancia, olvido mi ceguera. Te recuerdo y te olvido mi Sam, y me despido desde aquí con esta carta. Los humanos corrientes son contradictorios pero simples. Y yo, querido amigo, llevo esa bandera con orgullo. Te mando un abrazo grande interespacial y te deseo un gran viaje por esos planetas que habitás. Aquí en la Tierra, te espera un abrazo y un te para cuando quieras parar a descansar. Jen.-